Los Muertos Vivientes 13: Demasiado lejos

Imagen de Kaplan

Reseña del tomo publicado por Planeta DeAgostini de la serie de Kirkman y Adlard

 

En el anterior tomo dejamos a los protagonistas de Los Muertos Vivientes a salvo de la amenaza de los zombis, refugiados en un pueblo amurallado, perfectamente organizado y en expansión constante. Lo que parecía el hogar perfecto se reveló pronto como un peligroso polvorín, no tanto por la actitud de los habitantes del poblado como por el grupo de Rick Grimes, demasiado acostumbrado a regirse por sus propias -y expeditivas- normas.

El argumento que recoge Demasiado lejos, el tomo que nos ocupa, trata el día a día en esta ciudad y cómo Rick y los suyos intentan, por un lado, adaptarse a sus nuevos compañeros y, por otro, evitar la consiguiente pérdida de poder (y armas). Robert Kirkman aparta casi por completo en estos números la presencia de los zombis y se centra en las tensiones entre los personajes. En otras palabras, lo que ha sido la seña de identidad de esta serie desde sus inicios alcanza aquí su máxima expresión. Rick ha dejado de ser el prototipo de héroe hace ya tiempo para convertirse en alguien impredecible, mentalmente inestable y con un código moral que, de forma suave, podría definirse como elástico. Y a pesar de todo ello, Kirkman logra que el lector, conocedor de toda al trayectoria del personaje, empatice con él, piense como él y sufra como suya la incomprensión que a menudo (y en este tomo en especial) suscita entre los que le rodean.

Si en la reseña del tomo anterior aventurábamos que en este tendríamos una nueva explosión catártica, el creador de Invencible nos sorprende tensando un poco más la cuerda, haciendo la atmósfera aún más irrespirable y haciendo aún más nuestros a todos los personajes, incluso a los nuevos, como Douglas, un hombre con un trasfondo mucho más turbio de lo que pudiera parecer en un principio.

Seguimos recomendando Los Muertos Vivientes como ejemplo paradigmático de lo que debe ser un serial. Siempre en continua evolución, sin apenas paja y mucho grano. Con ritmo y un incesante crescendo. Que dure muchos años.

 

PD: Respecto a la edición, una de cal y otra de arena. Por un lado, no se han incluido unas páginas en color dibujadas por diversos autores que se incluyeron en el número 75 de la edición americana y que tenían un contenido tan onírico como cómico. Por otro, Planeta DeAgostini ha anunciado que a partir del próximo tomo incluirá encartes que recopilarán las portadas de cada número. Una vieja demanda del aficionado que, por fin, ha sido escuchada.

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