Sombras sobre Baker Street

Reseña de la antología de relatos que sitúan a Sherlock Holmes y a otros personajes creados por Arthur Conan Doyle en el escenario imaginado por H.P. Lovecraft en sus mitos de Cthulhu

La idea de llevar a Sherlock Holmes, el personaje creado por Arthur Conan Doyle que encarna para mucha gente el ingenio lógico en estado puro, al mundo de pesadilla de los Mitos de Cthulhu creado por H.P. Lovecraft es osada. Sin embargo, al mismo tiempo, tiene una siniestra lógica: ¿qué mejor visitante de un mundo en el que la razón ya no existe que el campeón de la misma?

No obstante, para tener un buen libro no basta únicamente con una idea inteligente. Tras pensarlo un momento, uno se da rápidamente cuenta de que el proyecto puede hacer aguas por muchos sitios. Veinte autores escribiendo sobre Sherlock Holmes en Cthulhuland pueden convertir la experiencia en una surrealista sucesión de tópicos mejor o peor hilados. Por fortuna, y no sé si gracias a la coordinación del proyecto o por el propio instinto de los autores, esto no se da.

Sombras sobre Baker Street parte de una premisa inicial que hace pensar al lector en una dirección. Sin embargo, desde el primer relato (de Neil Gaiman, al que muchos conoceréis por su trabajo en Sandman) queda claro que esto no va a ser así. Cada autor ha decidido darnos la particular visión que, a modo de fragmentos rotos de un espejo abriéndonos paso a este mundo, se ha dibujado en su brumosa imaginación. Así, unos relatos enfocan el tema como si fuera un relato más de los seguidores de Lovecraft donde, accidentalmente, aparece el carismático personaje de Doyle; otros, por el contrario, parten del mundo de este último para enfrentarle a un caso insólito. Algunos optan por el remake (“Estudio en esmeralda” recuerda al título de otro relato de un modo inequívoco, ¿no?) y otros por la vuelta de tuerca más insólita. La mayor parte de ellos, todo hay que decirlo, con un acierto insospechado. De hecho, y sin temor a decir una barbaridad, creo que hay varias obras maestras entre los veinte relatos.

Al encarar la lectura de “Sombras sobre Baker Street”, todo hay que decirlo, la parte que más miedo me daba era la de enfrentarme a un Sherlock Holmes remozado por nuevos autores. Así como la utilización de un escenario tan vasto y rico como el planteado por Lovecraft plantea pocos problemas a un autor experimentado, lidiar con éxito con un personaje tan conocido –y particular- como Holmes es todo un desafío. Curiosamente, mi primera gran sorpresa fue la maestría con la que los autores reproducen al personaje de Doyle fielmente sin tener que abandonar sus propios estilos.

Salvado este primer gran escollo, me resultó imposible no sucumbir al encanto de la obra: horror cósmico, siniestras investigaciones o terror decimonónico, “Sombras sobre Baker Street” retoma esa tradición del entretenimiento sugerente, del que teje una atmósfera con paciencia y devoción. El resultado es una obra que permite disfrutar de dos magníficos clásicos desde otro enfoque, y lo que es muy importante: es una aportación a la obra de éstos, y no un refrito que vampiriza a la misma.

Autores

La antología cuenta con relatos de Steven-Elliot Altman, Elizabeth Bear, Poppy Z. Brite, Simon Clark, David Ferguson, Paul Finch, Neil Gaiman, Barbara Hambly, Caitlin R. Kiernan, Tim Lebbon, James Lowder, Richard A. Lupoff, Patricia Lee Macomber, F. Gwynplaine McIntyre, John Pelan, Steve Perry, Michel Reaves, Brian Stableford, John P. Vourlis y David Niall Wilson.

Varios de ellos han sido galardonados con el premio Hugo, el Nebula, el World Fantasy o el Bram Stoker. Uno de los relatos, de hecho, fue premiado con el premio Hugo 2004.

Sinopsis

Una serie de relatos que parten de la idea de situar a Sherlock Holmes, el detective creado por Arthur Conan Doyle, en los escenarios de pesadilla ideados por H.P. Lovecraft en sus mitos de Cthulhu

Edición

Sombras sobre Baker Street

Varios Autores

La Factoría de Ideas

Rústica, 2006

Conclusión

Como ocurre con todas las antologías, “Sombras sobre Baker Street” recoge textos de diversas calidades. En sus páginas hay obras maestras que justifican sobradamente el libro, y otras que se quedan cojas, que llegan a resultar innecesarias quizá por el agravio comparativo. Lo que sí está claro, al final, es que el conjunto es muy bueno.

Las creaciones de Doyle que aparecen en sus páginas tienen la misma fuerza que las originales, y las de Lovecraft han conservado toda su inquietante aura. Aunque algunos relatos parecen reverenciar más a un autor que a otro, todos ellos dejan patente un buen conocimiento de ambos. Por ello, sus aficionados no se sentirán decepcionados ni mucho menos ultrajados; al contrario, tendrán la impresión de disfrutar de un raro privilegio: el de releer las creaciones de estos artistas bajo una mirada distinta. La habilidad con la que algunos textos retoman a estos clásicos es sencillamente sorprendente.

Obviamente, cabría hacer muchas consideraciones y sugerencias sobre un proyecto de esta índole. Por ejemplo, se ve claramente que los autores han tenido libertad total y una comunicación nula entre ellos, lo que hace que se den repeticiones temáticas (el Necronomicon, por ejemplo, es recurrente) y que se perciba una curiosa discontinuidad en el libro (que, siniestramente, recuerda a los ángulos imposibles de los textos de Lovecraft). Sin embargo, el resultado es fabuloso, inesperado, y tiene una naturalidad y una fuerza que hace pensar que, finalmente, ha sido mejor que nadie guiase nada.

De este modo, “Sombras sobre Baker Street” retoma dos grandes hitos de la literatura anglosajona, y los funde, pero en vez de dar como resultado un refrito tipo “La momia vs Drácula”, consigue sublimarlos de un modo extraño. El resultado es un fabuloso libro para los amantes del terror más clásico, con el añadido de una redacción más acorde a nuestros tiempos pero que, no por ello, ha perdido el encanto de los originales. Sin duda, un trabajo encomiable el de sus autores. Yo, por lo menos, he descubierto a un par en sus páginas que no pienso perder de vista.

Nota: 71

Lo mejor: Hay relatos sencillamente geniales

Lo peor: A mi parecer, hay algunos relatos que cojean en comparación al conjunto