Los guerreros sin rostro
Reseña de la novela de Andrés Díaz publicada por Timun Mas
No sé si fue el hecho inusual de encontrar un nombre español en este género, si fue la odalisca sobre la espalda del lagarto verde de la portada o si fue -¿por qué no decirlo?- el precio económico, pero me decidí por este libro y acabé descubriendo un personaje, Skarrion, y un autor, Andrés Díaz, muy interesantes.
Comienza el libro con una dedicatoria a Robert E. Howard y es inevitable la comparación, y aunque creo que las diferencias son tan importantes como las semejanzas empezaré por éstas. Sí, el autor ha sabido recuperar el placer por las emociones fuertes, ese propósito de entretener con historias sencillas pero vibrantes. Esto es muy howardiano. Por otra parte, Skarrion también se sumerge en un mundo semejante al nuestro: las estepas de Araria nos recuerdan Mongolia, los desiertos de Imarya al Sahara o la propia Sharark, patria de Skarrion, a la antigua Escandinavia. Esto no significa que sea menos original sino que el autor quiere ir más allá de la manida ambientación medieval del género.
Pero Skarrion no es ningún "Conan rubio", como he llegado a leer. Alguien podría prejuzgar y considerar que no estamos sino a otro musculitos que se abre camino a base de sablazos y hachazos. En mi humilde opinión Skarrion es un personaje más humano y con el que resulta más fácil conectar. También es más sociable y eso da juego a que los personajes secundarios interactúen, lo que no siempre ocurre con el famoso cimmerio, que a menudo abruma con su presencia al resto de los estereotipados personajes para convertirlos en parte más del decorado (lo que no quita para que Howard desborde con su imaginación y su estilo, aclaro). Y es que al autor le gusta someter a sus personajes a situaciones límites para probar tanto su destreza con las armas como su entereza moral o emocional.
¿Puntos negativos? Bien, el autor ha mejorado tanto en estilo como en argumento en libros posteriores. El camino del acero tiene un argumento bastante más elaborado, pero es cierto que se trata de una novela más extensa. Por otra parte, me hubiera gustado algo más de elementos fantásticos. Puestos a pedir, algún hechicero no hubiera estado mal.
La novela corta Los guerreros sin rostro propiamente dicha ocupa la mitad del libro. Por su extensión, tiene el argumento más elaborado y, de hecho, deja una historia abierta para una posible continuación... La otra mitad recoge seis relatos que son incluso más interesantes, no porque sea mala la novela sino porque algunos relatos son pero que muy buenos. El señor del país verde es posiblemente el relato más emocionante y mi preferido con Amor y guerra, una bella historia que muestra la humanidad de Skarrion. La ley del hacha e Hijos de la guerra giran alrededor del sentido del honor, tan importante en todo lo que llevo leído a Andrés Díaz. Por último, El cobarde está escrito en un tono más reflexivo, reflejo del maduramiento del personaje.
En definitiva, se trata de un libro que busca emocionar y entretener al lector con argumentos sencillos pero que conectan con lector y una prosa elegante.
Autor
Nacido en Madrid en 1973, Andrés Díaz Sánchez ha escrito numerosas historias de género fantástico para diferentes publicaciones. Es coeditor de la revista Sangre y Acero y editor del volumen de relatos Mercenarios del Infierno. También participó como guionista en el cómic El Espartano (2004, Aleta Ediciones). En 2003 publicó Los guerreros sin rostro, su primera novela protagonizada por el mercenario y aventurero Skarrion Gunthar, a la que siguió la novela, también protagonizada por Skarrión, La maza sagrada en 2006. En 2007 ha publicado su novela El camino del acero.
Sinopsis
Desde el lejano norte, Skarrion se abre camino como aventurero y mercenario hasta el sur, hacia el legendario país de Lukumbia donde abundan los diamantes. Pero antes tendrá que vérselas con el desierto y con los extraños guerreros que se señorean en él.
Edición
Timun Mas
Bolsillo, tapas blandas (2003)
251 páginas
9€ aprox.
Conclusión
No pudo ser más acertada la dedicatoria a Robert E. Howard porque Andrés Díaz recupera el genuino placer de la fantasía de acción con más acierto que muchos de los imitadores de Howard de los que prefiero no hablar... Sólo diré que esto sí es espada y brujería.
Aunque el autor ha ganado experiencia, en sus primeros relatos sobre Skarrion encontramos los motivos por los que vale la pena leerle: acción y dinamismo, escenarios exóticos, el sentido del honor y la prueba moral más allá de dar espadazos a diestro y siniestro... Leído el libro, sólo me preguntaba si habría una continuación para las aventuras de Skarrion y ésta llegó con "La maza sagrada".
Sólo me queda felicitar al autor por un éxito bien merecido, aunque ya tuve el gusto de hacerlo personalmente, y esperar más aventuras del bárbaro de Sharark.
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