De un tiempo a esta parte, y debido a cierta misión encomendada a mi persona por el pirata Kachi Edroso, me he visto envuelto en más de un debate acerca de los límites, características y particularidades, de un género literario al que unos descerebrados dieron por nombre “Fosco” (y según me dijo el propio pirata, no soy el único que ha pasado por esto).