El ladrón de cosas bonitas (F)

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Cuervo
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Poblador desde: 19/05/2009
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El sisear del aire rompió el silencio, y tras una canción silbada a media voz al entrar por la ventana a semiabierta, devolvió la quietud a la casa. Nada más.
 
- Sé que estás ahí- dijo tapándose con la sábana hasta la nariz.- Te he visto y no me das miedo.
 
La niña que soplaría seis velas en un par de meses temblaba bajo las sábanas de avioncitos estampados. Había algo o alguien en su habitación. Encendió la luz de su mesita y la figura de un muchacho espigado y delgado se pudo adivinar detrás de un enorme osazo de peluche. Lucía una brillante media melena de pelo liso y negro, cubierta por un raro sombrero con una pluma de un llamativo azul oscuro. Por lo demás su ropa se podía definir como cualquier cosa menos normal, a medio camino entre un disfraz de mimo, un uniforme militar o un traje antiguo. El joven, un poco contrariado, salió de su peludo parapeto, se alisó la estrafalaria ropa con la que iba ataviado y se aclaró la garganta.
 
- Vaya, vaya. Así que me has visto y no te doy miedo, ¿eh?... que niña tan valiente... bien, pues ya que me has visto a mí y yo te he visto a ti, la etiqueta marca que nos presentemos.- hizo una intrincada y rocambolesca reverencia quitándose el sombrero e inclinándose tanto que las puntas de su pelo llegaron a rozar el suelo.- Mi nombre es Lucio Alberto Guillermo Osvaldo de Risatriste, mago, piloto, camarero ocasional y ladrón de cosas bonitas. Y vuestro nombre es...
 
Su voz sonaba dulce y acompasada como una de esas melodías que no te dejan moverte hasta que acaban. La niña le miraba boquiabierta, sin saber si entregarse por completo a la risa o al asombro, o reírse asombrada, que parecía la opción más cabal.
 
- Me llamo Emma... ¿De verdad eres un ladrón? ¿Me repites tu nombre? ¿Qué haces aquí?
 
- Bien doncella Emma, en respuesta a vuestra pregunta os diré que si, efectivamente soy un ladrón, pero no te creas que un vulgar ladrón de dinero, no. Uno como nunca has visto, uno de cosas bonitas- hablaba con orgullo, con la convicción de que, sin duda, era digno de admiración por su profesión.- En cuanto a mi nombre, los que han hablado conmigo más de dos veces me llaman por las iniciales, Lago, y si gustáis, podéis llamarme así también.
 
Avanzó un poco hacia la cama. La capa negra con la que cubría sus hombros parecía fluir, fluctuar y arremolinarse sobre si misma, como con pequeñas olas en la superficie de un estanque. E inmediatamente cautivó toda la atención de la pequeña.
 
- ¡Hala!... ¿que es eso?
 
- ¿Esto?- levantó una de las esquina de la capa, que ondeó al ser levantada, con unos dedos largos y finos como lápices.- Esto es mi capa de sombras. Es así como entro en las casas y me oculto de la gente. Cuando me la pongo puedo viajar desde una sombra a otra, esté donde esté y además, nadie puede verme.
 
La niña estaba fascinada acariciando la capa. Podía hundir sus manitas en el tejido como si fuera agua, pero no se derramaba, ni estaba húmeda al tacto.
 
- Y bueno,- continuó Lago garraspeando.- también se hacer otras cosas divertidas, mira.
 
Tarareando una melodía circense, escogió tres objetos de las estanterías y la mesa de Emma, un pequeño joyero, una goma de borrar y a su hámster, para acto seguido, comenzar a hacer malabares con ellos. La pequeña reía las payasadas de su extraño visitante, quien ahora se había puesto al hámster en la cabeza mientras hacía malabares con una sola mano con las otras dos cosas. Cuando se cansó, colocó todo en su sitio y comenzó a hacer volteretas alrededor de la cama. Emma aplaudía al ritmo de la canción que Lago iba cantando. Después de un buen rato paró su número de saltinbanki.
 
- Todavía no me has dicho para que has venido.- Puso su cara de hacer pucheros y conseguir gominolas.- ni por qué robas cosas bonitas.
 
La sonrisa de Lago desapareció de su rostro y se dejó caer a los pies de la cama, en paralelo a la almohada con las manos entrelazadas detrás de la nuca.
 
- Verás doncella Emma.- la melodía de su voz derivaba a una elegía sin nombre, conmovedora, arrasada de soledad.- una vez tuve algo, a alguien...
 
- ¿Se marchó?- se había sentado, cruzada de piernas y ahora lo miraba. Veía la tristeza nadar en sus pupilas, salpicando lágrimas en cada zambullida.
 
- Me la quitaron.- fue toda la respuesta.- Por eso solo robo cosas bonitas, cosas que me recuerdan a ella. Para no olvidarla, para que no desaparezca del todo... ¿Sabes? Tú te pareces un poco a ella.
 
La niña dio un salto echándose para atrás, visiblemente asustada.
 
- No irás a robarme a mí, ¿verdad?
 
Lago la miró un momento perplejo, apoyado sobre un codo y después se rió a carcajadas echando la cabeza hacia atrás, con una risa que refrescó la música de su garganta, y ¿por que no? aligeró el peso de su alma.
 
- No doncella Emma, no voy a llevarte conmigo.- y volvió a reír ante el suspirito de alivio de la pequeña.
 
Siguieron hablando toda la noche, cantando, bailando un vals improvisado en el que Emma tenía que subirse a los pies de Lago, pisando las punteras de sus botas, dando vueltas hasta marearse. Lago le contó todo lo que había visto en sus andanzas y Emma le relató todo lo que inventaría para él, si algún día volvía.
 
El sol empezó su rutinaria búsqueda de algo que no encontraría, como cada uno de los otros días. Lago miró por la ventana y con una sonrisa que decía adiós se acercó a la niña, que intuyendo lo que pasaría entonces solo se limitó a asentir. Suspiró.
 
- Qué niña tan valiente.- y dándola un beso en la frente se dirigió hacia un rincón donde la luz de la lamparita no se atrevía a llegar. Avanzó como si no hubiera pared, sumergiéndose en la sombra.
 
- ¡Espera! - gritó Emma.- Si eres un ladrón, ¿por qué no te llevas nada?
 
- Claro que me lo llevo, doncella Emma.- Se ajustó bien el sombrero que había dejado en una silla cuando se tocó con el hámster.
 
- ¿Qué te has llevado? No me falta nada.
 
Lago bajó la cabeza y acabó por desaparecer por completo en las sombras. Unos acordes disfrazados de palabras resonaron en la habitación.
 

"El recuerdo de esta noche"

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PedroEscudero
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Puntos: 2661

Bienvenido Cuervo.

Participas en la categoría de FANTASÍA.

Recuerda que si quieres optar al premio del público o a su selección debes votar al menos una vez (punto 9 de las bases).

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¡Suerte!

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Nemeck
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Poblador desde: 24/05/2009
Puntos: 20

Me ha gustado. Muy chulo, al estilo Peter Pan.

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_Pilpintu_
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Puntos: 2909

Precioso! Rebosante de ternura... maravilloso

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Panamuel
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Puntos: 40

Muy tierno, cuervo. Me ha gustado mucho, aunque necesita un ligero pulido ortográfico.

Pero muy bonito, de verdad ;)

Tres condiciones se requieren para ser feliz: ser imbecil, ser egoísta y tener buena salud. Pero bien entendido, si falla la primera condición todo está perdido (Gustav Flaubert)

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Cuervo
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Poblador desde: 19/05/2009
Puntos: 28

gracias por los comentarios.

la idea era darle un toque peter pan, pero sin que resultara demasiado obvio. de hecho esto es algo así como la introducción a una serie de relatos y bueno, la cosa cambia un poco...

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Gandalf
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Poblador desde: 27/01/2009
Puntos: 23273

Un relato muy bonito. Casi parece el primer capítulo de una novela, jeje. Enhorabuena.

Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir.

Retrogaming: http://retrogamming.blogspot.com/

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Gilles de Blaise
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Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 272

Rebosa ternura, cierto. Es un relato muy dulce.

Necesita pulir la ortografía y, para mi gusto, también la puntuación en algunos párrafos. La falta de tildes canta bastante a estos niveles.

No obstante, enhorabuena.

La mentira puede recorrer el mundo antes de que la verdad tenga tiempo de ponerse las botas.

http://historiasdeiramar.blogspot.com/

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