Como antes
Juntamos los labios, una vez más, y su sabor es como arrojar una rueda dentada dentro de un engranaje a punto de gripar, y esperar que se arregle.
Como antes
Juntamos los labios, una vez más, y su sabor es como arrojar una rueda dentada dentro de un engranaje a punto de gripar, y esperar que se arregle.
Volando vengo, vengo.
EFECTOS SECUNDARIOS
Me dijo que me arregle un poco, que vamos a salir un rato, que llevo mucho tiempo encerrada y que eso no es bueno para mi recuperación. Que me ponga un pañuelo o la peluca porque hace frío. Ya, le dará vergüenza salir con una calva…
Uno de los nuestros
Pinocho fue el primero en despedirse con una lágrima. Le siguieron Bob Esponja, Mr. Potato, los Lego y Shrek. Luego, el resto de juguetes también le dijeron adiós, antes de que el amigo invisible le acariciara su calva y le desease toda la suerte del mundo.
Locos
La nieve cubre el mundo como una mortaja.
Debajo no hay nada.
Ajena al peligro, la gente sale y pisa el manto crujiente.
Debajo no hay nada.
No la retiréis, advierto, debajo no hay nada.
Ahora vienen con máquinas quitanieves y caen por el hueco del abismo.
Enamorado
Sigues empeñado en intentar saltar todos los abismos, todos los obstáculos que interpongo entre nosotros. Al grito de «un día serás mía», te lanzas de nuevo al vacío. Yo te observo divertida. Me encantan los dibujitos que, con vísceras y sangre, dibuja tu cuerpo al estrellarse contra el suelo.
El corazón me dice una cosa, la cabeza... La cabeza está bien en la bandeja, gracias.
Duplicado.
El corazón me dice una cosa, la cabeza... La cabeza está bien en la bandeja, gracias.
TERREMOTO
Cuando vi que el suelo se abría y engullía el banco que me acababa de negar la renegociación de la hipoteca, creí, por fin, en la existencia de Dios. La fe me duró hasta que llegué a mi casa y la encontré convertida en escombros.
Yerma
Me reconozco en el mantó de hojas que se descompone sobre el cemento estèril fecundando nada.
Volando vengo, vengo.
Desesperado
Vacía mi cuenta corriente, vacío mi fin de semana, vacío mi corazón. Al menos el suicidio llenaría mi tumba
Revelación del otro lado
Mucho tiempo después, el enterrador se encontró al lado de la tumba de Mario Postigo un ramo de rosas ya marchito con una nota que rezaba: “Te quiero, amor mío”; y sobre su lápida, una pintada en rojo que decía: “Asesina”.
Decisión fatal
En un momento de desesperación, salió con un cuchillo en la mano, dispuesta a matar a cualquiera que se le pusiera por delante. Al reflejarse en el espejo del ascensor, no tuvo más remedio que suicidarse.
Ezequiel
Gafe
Se llevó el revólver a la frente y apretó el gatillo por tercera vez. Sintió la bala pasar por el agujero que habían horadado las dos anteriores. Nada. Chasqueó la lengua. Hoy tampoco era su día.
El corazón me dice una cosa, la cabeza... La cabeza está bien en la bandeja, gracias.
Día perro
La jornada se arrastró buscando una sombra, el vientre pesado de ruedas de molino.
El viejo molino
Había soportado durante años la ola de reforma y expansión que estaba sufriendo el pueblo. Cuando lo derruyeron para contruir un parking, se produjo una explosión sorda. Al día siguiente, los habitantes amanecieron sin ningún recuerdo de su infancia.
El corazón me dice una cosa, la cabeza... La cabeza está bien en la bandeja, gracias.
Se busca
Extraviada bicicleta, naranja, plegable. Vista por última vez en manos de un niño hace treinta y cinco años.
DISTANCIA INSALVABLE
Hace años que no te veo. Podías hacer un esfuerzo y pasar por casa. Esta maldita artrosis me impide acercarme hasta el cementerio.
A fuerza de pintar con los dedos su sangre se tornó acuarelas y un manto de grafito envolvió su corazón multicolor.
La herencia
A veces imagino que soy madre, arrastro a mi retoño hasta el cementerio de una gran ciudad cualquiera, sujeto su mano con fuerza y le digo abarcando el horizonte con mi mano: «Todo esto que alcanzan a ver tus ojos, algún día será tuyo».
Tarde o temprano caerás rendido a mis pies.
Al pie de la letra
Llegó a casa y se la encontró desnuda, desprovista de muebles, electrodomésticos, recuerdos… vida. Tan solo una pintada en el parqué que decía: «Me dijiste que todo lo tuyo era mío». Desde entonces, malvive con un corazón partido.
Ácido error de cálculo
No valoré las consecuentes diferencias de encontrar mi medio limón.
Volando vengo, vengo.
Quedada
De vez en cuando quedamos el Demonio, la Guerra, el Hambre y la Muerte y así, al alimón, nos montamos un Apocalipsis de miedo. Lo pasamos bien, pero hay a quien le queda un regusto amargo.
Tarde o temprano caerás rendido a mis pies.
METAMORFOSIS
Apareció el amargor en la boca, insoportable. Ni los superespecialistas escubrieron la causa. Después llegó la caída del cabello, sustituido por jaramagos. Con las primeras flores amarillas de la cabeza, el cuerpo se consumió, convirtiéndose en un manojo de raíces que buscaban tierra. La encontraron, después de la autopsia.
Eliminando un espacio que sobraba, me tragué la d de descubrieron.
Palabra: autopsia
El truco
La autopsia no se equivoca: El ilusionista aún respira.
Hiperventilando
Diez por ciento nicotina, doce por ciento la familia, quince por ciento alcohol, treinta por ciento recibos, seis por ciento rutina, catorce por ciento silencios, dos por ciento despertador, setenta y ocho por ciento nitrógeno, veintiuno por ciento oxígeno, trece por ciento ruido.
Volando vengo, vengo.
HAMBRE
No le molestan la corriente del río, los camiones que cruzan el puente sobre su cabeza, ese perro imbécil que no para de ladrar a la luna o el pitido del tren cruzando la carretera sin barrera. El ruido que le impide dormir es el de sus tripas.
Tripas
¡Lo sabía, amor! ¡Lo sabia! Sabía que lo único comparable a tu rostro de ángel, a tu físico despampanante, era tu belleza interior -dijo, secándose las manos sobre el mandil.
El corazón me dice una cosa, la cabeza... La cabeza está bien en la bandeja, gracias.
Negocio
Dos días después de haber cambiado el mandil por vestidos de seda, las hermanastras de Cenicienta sacaron a subasta los efectos personales de la muchacha. Por sus zapatos pujaron bien fuerte las señoronas de la corte, pero el producto estrella fue su olvidado manual de bruja.
Celosa amazona
Un ruido inconfundible me despertó sobresaltada. El hombre a mi lado murmuraba agitándose el nombre de otra. Observé cómo me engañaba. Desenfundé el puñal. Encogiéndome, aguardé el momento, y entre gemido y gemido, me deslicé en su sueño como en un coto de caza.
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Razia
También se viene conmigo el candor congelado de los últimos besos, arrebatados a la fría piel que ya me pertenece, botín postrero de este saqueador de lo intangible, huérfano natural de la ternura, a quien todos esquivan con sus labios.
Tarde o temprano caerás rendido a mis pies.