Ilusión
Encendió las velas y puso la rosa roja en el florero; el ensueño de esa romántica cena de San Valentín envolvía el cálido ambiente del comedor. Sentado frente a ella, como cada año, un desgastado osito de peluche se apoyaba en un consolador de plástico.
Regalos a medida
Todo empezó cuando en aquel San Valentín ella le pidió como regalo un retoque de nariz. Hoy, 10 años y otras tantas operaciones de estética después, por fin podrá celebrar el día de los enamorados.
No me gusta ser pitufo. No me gusta nada.