La niña que rompía cristales
Nunca supieron el motivo. Cuando la encontraron delante del escaparate ya estaba muerta. Los televisores de exposición seguían emitiendo, mudos. La sangre todavía manaba de sus muñecas, un trozo de vidrio en la mano.
Se había cansado de intentar encontrarle sentido a la vida.
Hay que cumplir las promesas
Desesperado, bajó a buscarla. Cuando ella lo vio junto a su cama, su corazón no aguantó más.
Por fin disfrutarían de toda la eternidad juntos.
Lloro por no reir