Apariencias
Se descalzó y no me importó la pestilencia de sus pies. Se desmelenó y le resté importancia a sus canas. Se quitó la falda y sonreí por su faja… pero cuando se desnudó y aprecié la pelambrera de su pecho, era tarde, me cegó la pasión y…lo maté.
Pasión
–Cariño, este pollo está crudo.
–¡Pero si ha estado tres horas al fuego!
–Da igual, cualquier excusa es buena –y empezó a quitarse la ropa.