Aniversario
Me siento viejo, cansado. Cumplo ochenta y cinco años y todavía me obligan a trabajar a destajo. Generación tras generación, con sus aplausos y risas, con su devoción, me convirtieron en un icono, un símbolo. Un esclavo a quien niegan el olvido. ¡Malditos niños! ¡Malditos ejecutivos!
¡Maldito papá Walt!
El combustible
La gran factoría llenaba de humo el cielo navideño de Laponia.
–Señor Claus –gritó Evergreen al ver a su jefe aterrizar–, los pedidos se multiplican; ¡las máquinas se agotan!
–Tranquilo, amigo; vengo de Zambia –contestó Santa mientras decenas de niños negros bajaban del trineo cargados de ilusión.
A Maggie le gustaba dejar KO al primer golpe