Atrapado.
Llevaba un buen rato inmerso en esa masa blanca y opaca. No veía nada, tenía miedo de chocar, de ser atacado, de perderse. Siguió avanzando con rapidez, angustiado, nervioso, histérico, chillando de pánico.
Por fin el sol.
— No volveré a atravesar una nube. —pensó el gorrión.
Perdida
Una fuerte ráfaga de viento la alejó de sus padres mientras disfrutaban de un día de playa. La cría de nube se perdió en el desierto y estuvo toda la noche llorando. Por la mañana, despertó en un oasis.
A las duras, a las maduras y a las jovencitas