Más vale nunca
Aborrecí la puerta de mi dormitorio; jamás me protegió del monstruo disfrazado de papá ni de sus juegos perversos. Odié aquellas a las que llamé suplicando ayuda y nunca se abrieron. Ahora esos imbéciles me llaman asesina y me regalan una de barrotes, segura e infranqueable.
Ahora.
Busca contrincante.
¿Damos una vueltecita por tu pasado?