Semanal
El lunes se resistió.
Del martes apenas me enteré.
El miércoles y el jueves fueron tan satisfactorios como de costumbre.
Guardé los restos del viernes en un armario.
Hoy degollaré al sábado; una preciosa prostituta.
El domingo enterraré los cuerpos. Y vuelta a empezar.
Unidad de quemados
Siempre pendiente de las compresas. Cuando me las quitaban, sabía que tocaba desbridar: la enfermera me cortaba pedazos de carne muerta y alguno sano, que sangraba empapando nuevas gasas esterilizadas.
Esos trozos de tela eran mi calendario. Marcaban el inicio y el fin de mi sufrimiento semanal.