La bruja
El gato fresco y mojado acarició sus piernas desnudas y se acurrucó entre sus pechos ronroneando de placer. Intentó incorporarse pero notó como sus garras se le clavaban en la piel, y al recostarse de nuevo sobre la almohada sintió una tibia gota de sangre lamiendo su vientre.
SUPERVIVENCIA
La primera vez que mi primo se convirtió en cerdo, el tío Julián casi le pega un tiro. Estaba a punto de apretar el gatillo, cuando llegó mi padre.
−¡No dispares!
Desde entonces y, aunque para mí es injusto porque apenas nos quedan víveres, mi primo cena el doble.
Bastante inútil