Una mala elección.
Al final resultó evidente que, de todas las palabras que Pedrito podía haber elegido para insultar a María (en venganza por haberle robado su bolígrafo preferido), las que pronunció fueron las peores.
-¡¡Iä, Iä, Shub-Niggurath!! –clamó, pletórico, mientras los tentáculos negros violaban a su joven amiga.
El combate
En un rincón del ring, el aspirante al título temblaba nervioso. Frente a él, el campeón sonreía confiado. Aún nadie había podido derrotarle en el torneo de deletreo de palabras. El hecho de que vistieran como boxeadores tan solo era un intento de subir la audiencia en televisión.