Sustitutivos
No echaba en falta la presión del émbolo, el ardor subcutáneo. Ese goce artificial era un recuerdo lejano, y se dijo que estaba mejor así, libre de adicciones. Encendió otro cigarrillo, cambió por enésima vez de canal y tecleó un mensaje en el móvil. Ahora era un hombre nuevo.
Drogas duras
Necesito mi dosis... Sin ella, el mundo es un paisaje gris donde cuerpos sin rostro desfilan a la deriva, como anónimas lágrimas de lluvia por el cristal de una ventana.
Despierto temblando, ansioso, y la veo dormida a mi lado. Acaricio su piel y todo vuelve a brillar.
Las lisonjas gratuitas no ayudan a aprender.