Superstición
Los dos hombres regresaban tarde al pueblo, atravesando el bosque.
—No vaya por ahí, ¡y menos de noche!
—¿Y puedo saber el motivo? —preguntó el forastero deteniéndose.
—Porque allí, tras ese recodo, está el gato negro esperando.
—¿A qué?
—A que alguien pase para cruzársele en el camino.
Monedas
Brillos profundos traspasan el agua de la fuente, y yo, que los veo, sonrío clavando en mi puño mi última moneda. Deseos, deseos abandonados que jamás se cumplirán, sueños supersticiosos sobre claridad enturbiada. No hay más.
Pero hay que arriesgarse con lo último que te queda.
Lanzo la moneda.