Asesino en serie
Miró los dos agujeros humeantes en la cabeza de la víctima. Una vez más, el segundo disparo estaba insultantemente más arriba que el primero.
«El asesino de la cabeza» abandonó el cuerpo decapitado y perfectamente simétrico de la víctima lanzando juramentos sobre su manía infantil.
¡Hala! ¿y esas palabras raras? ¡No he sido yo!
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