GÉNESIS
Tras chupar y casi roer el hueso, se acercó a aquel hombre que le miraba con impaciencia y deseo, sin apenas poder mantenerse erguido. Ella le puso la costilla en la mano y le dijo:
- Lo siento, Adán, te lo dije desde la primera. No eres mi tipo.
Mala elección.
Eva tantea las costillas de su compañero hasta que se decide por una, que coge y estira lentamente. De pronto, Adán se desmorona en el suelo. La mujer lo mira con preocupación.
-No te alarmes, Eva -le dijo, sonriente-. Tengo un buen seguro.
... y si de viejo me arrepiento... deja al menos que llegue a viejo.