El hurto
El gran ventanal de mi nuevo apartamento no sólo ofrecía maravillosas vistas hacia el exterior. Tras varios meses viviendo allí fuiste robando mi vida y haciéndola tuya. Te apoderaste de mis rutinas, mis amistades e intimidades. Cuando lo tuviste todo desapareciste. Yo ya no era nadie.
Última voluntad
Arrastró su pena a lo largo de aquel corredor. Demasiados años para pensar un solo deseo. Había llegado la hora de liberarlo del perpetuo entrechocar entre las cuatro paredes y gritarlo al mundo en aquella última noche. Todo lo que quería era una habitación con vistas.