Esa mañana, todos los habitantes de la ciudad de Bella Mar fueron testigos de un espectáculo tanto insólito como macabro; el litoral se encontraba plagado de cuerpos sin vida de criaturas marinas. Por todos lados se respiraba un aroma a putrefacción, y las aguas se encontraban teñidas de un color carmesí. La gente no encontraba explicación a tal escena. El único que, quizás, podría aproximarse a una comprensión parcial de los hechos era Gastón, un curioso abogado principiante que tuvo la suerte, o quizás la desgracia, de encontrar regados por los pasillos de su edificio las que parecían ser las hojas de un curioso diario de vida.
Gastón
Hoy desperté sintiéndome extrañamente confuso. Al mirar por la ventana, pude percibir que este no sería un día como los otros; observé que la gente se agolpaba en la playa, sin poder dar crédito a la escena que ahí se desenvolvía. Debo confesar que la sola visión de aquellos cadáveres despedazados despertó en mí una náusea incontenible. Sin embargo, para mí era una mañana como cualquier otra; debía ir a trabajar.
Al abrir la puerta de mi departamento mi confusión creció; frente a la puerta contigua se encontraban tiradas un montón de hojas de papel, junto a un charco de una viscosa sustancia verde, totalmente desconocida para mí. Totalmente intrigado, decidí embarcarme en la lectura de ellas, sin saber que me enfrentaría a un repugnante e increíble misterio.
Cristián
“Jueves 1 de junio
Mi nombre es Cristián Gómez. Me considero un hombre tranquilo y solitario. Mi mayor placer lo constituye la lectura de revistas científicas, por lo que tiendo a pecar de ser extremadamente racional. Sin embargo, la noche recién pasada tuve un sueño para el que no he encontrado explicación alguna, y es por esto que he decidido comenzar un diario de vida. Esto de escribir es algo completamente nuevo para mí, pero no importa ya que no pretendo de ninguna manera publicar mis memorias.
Anoche me costó conciliar el sueño, cosa bastante inusual en mí. Sentía escalofríos y me preguntaba si acaso tendría fiebre. Finalmente, nervioso y sudoroso, cerré los ojos…
Al abrirlos, sentí un implacable impulso por correr hacia el mar, y así lo hice. Al sentir el agua bañar mis pies descalzos, me detuve. Acto seguido vi una luz brillante ascender desde las profundidades del océano. Nadé a toda velocidad hacia ella, pero el cansancio me venció antes de poder alcanzarla. Cuando creí que me ahogaría desperté.”
“Viernes 2 de junio
Anoche volví a soñar con el mar. De nuevo, me encontraba completamente lúcido mientras dormía, ya que sentía una inusual mezcla de curiosidad y desesperación. Esta vez, vi como aquella poderosa luz se acercaba lentamente hacia la orilla. De nuevo, entré en el agua y no me importó que mis huesos se calaran debido a la baja temperatura de esta. Logré alcanzar mayor velocidad con mi nado y llegué a aquel punto en que las aguas fulguraban. Encontrándome ahí, sentí que todo a mi alrededor hervía; cuando el calor ya se hacía insoportable y amenazaba con calcinar hasta mis entrañas, desperté.
Cabe destacar que esta mañana sentí un sabor asqueroso dentro de mi boca. Al llegar al lavamanos, escupí… Trozos de conchas de moluscos caían sin parar, bañados en un líquido verdoso del cual jamás había leído.”
“Sábado 3 de junio
Cuando cerré los ojos, esperé a volver a entrar en aquella inquietante realidad paralela. Cuando esto sucedió, sentí un fuerte aumento de temperatura en todo mi cuerpo. Acto seguido, miré mis manos; estaban completamente blancas, y unas venas verdosas palpitaban con potencia, amenazando con desgarrar mi piel.
Al correr, noté que alcanzaba una velocidad abismante. Me sentía poderoso, capaz de cualquier cosa. Prácticamente volé hacia el litoral, para encontrar un grupo de seres de apariencia desconocida rodeando lo que parecía ser una enorme roca transparente. Sus cabezas carecían completamente de cabellos, y sus cuerpos desnudos eran anormalmente delgados. Sus enormes ojos negros ovalados no pestañeaban, mientras coreaban una serie de extrañas invocaciones:
-Omrr atl awal… birrt prrrt pol…
Para mi sorpresa, me encontré acompañándoles en aquellos cánticos que parecían surgidos de las mismas profundidades del infierno:
-Firrt mmml popl… aurr et pepl…
Esta reunión solemne se prolongó por varias horas. Finalmente, la gran roca ascendió por los aires para volar en dirección a las enormes olas que conformaban un océano particularmente inquieto. Dicha roca se hundió en medio de una especie de remolino, y todos los extraños seres que hasta entonces se habían conformado con observar en silencio, se sumergieron en las aguas y nadaron a toda velocidad, para luego desaparecer en la oscuridad de la noche.
Al despertar, pude notar que los cambios en mi cuerpo se habían producido en forma permanente. Sin duda, no podré volver a dejar mi departamento hasta bien entrada la noche…”
Bienvenido/a, Caroline
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