El rey (F)

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HWR13714
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El rey

 

Era simplemente el mejor de los días, siendo el cumpleaños del rey todos parecían disfrutarlo, era un rey un poco tonto pero de buen corazón se preocupaba por sus súbditos y siempre veía por ellos casi de la misma manera que veía por su familia, este era definitivamente un buen reino casi no había crimen y la gente siempre era muy divertida todo el tiempo encontraba un juego nuevo en el que entretenerse, tal vez si existiera realmente una utopía esta estaría bastante cerca.

La celebración se había vuelto inmensa con globos, fuegos artificiales, con comidas abundantes, fritas y asadas al igual que ahumadas, todo esto con chefs de primera clase en salones elegantes y en las calles adornadas para no dejar a nadie fuera de la celebración, había así bien los mejores vinos ligeros y robustos, desde blancos a rosados, wisky y vodka no faltaba. Alzaban las banderas y vitoreaban con trompetas. Cuando todos vieron al rey, por fin saliendo del castillo atreves de un gran balcón, todos vitorearon más fuerte y agradecían poder disfrutar de aquel día con el rey, este iba vestido muy bien como un rey podía hacerlo y con una gran sonrisa empezó a saludar a todos, mas vítores se escucharon. Cuando todo termino el rey volvió a su castillo, ahora venia la parte que a él le gustaba más, la parte en la que recibiría sus regalos reales, se sentó en su trono y espero pacientemente uno tras otro súbditos y reinos lejanos vinieron para darle sus obsequios, ya habían sido cientos cuando el último de los regalos llego, para sorpresa del rey este no venía con representante, era el regalo solamente, eso creyó pero sus guardias le trajeron otros dos regalos, los tres eran regalos que por su tamaño parecían realmente prometedores, pero el que no hubiera nadie para llevarse la gloria de regalarle tantos y aparentemente buenos regalos le incomodaba ciertamente, pero cuando se acerco a ellos se tranquilizo un poco al ver sobre cada una de ellos una pequeña nota de papel.

 

- No pudieron venir, pero igualmente querían darme un regalo, al final me dieron tres para disculparse, que admirable – Dijo el rey riéndose extasiado.

 

Ahora veía los regalos desde más cerca y noto como estos rebasaban sus rodillas, muy satisfecho, tomo la nota de uno de los regalos y la leyó:

“Soy Dios y ante la presente nota te advierto que el regalo que debes de abrir es el mío primero que los otros dos, pues si osas no hacerlo te aseguro que de mi recibirás un castigo peor que la muerte misma”.

El rey se quedo en silencio lo que sentía en ese momento no podía explicarlo, igual que no podía explicarse lo que decía esa nota, la volvió a leer pero le dio el mismo resultado, eso era lo que decía y nada mas, sintió miedo, algo que tal vez jamás había sentido en su vida antes, junto con un ligero escalofrió que recorrió toda su espalda, pero entonces pensó que no había problema solo tenía que abrirlo, cuando estuvo a punto de hacerlo algo mas paso por su mente:

“Que es lo que dicen las otras dos notas”.

Tomo entonces la del siguiente regalo, el que estaba más próximo, aquel que estaba envestido con papel negro y tela roja en forma de cinta que lo adornaba en forma de flor, la nota encima decía:

“Soy el diablo y ante la presente nota te advierto que el regalo que debes de abrir es el mío primero, pues si no lo haces te aseguro que recibirás un castigo peor que la muerte misma”

Volvió  a sentir el escalofrió esta vez más intenso, esos regalos lo amenazaba con algo terrible, algo mas allá de su propia imaginación y si era cierto él no podría hacer nada pues esas cartas proclamaban venir de alguien que era más grande que un rey. Entonces volteo a ver el ultimo regalo que igual que los otros era muy grande pero esta era una caja más común sin adornos, ni nada especial en ella y así como había pensado este regalo no había sido firmado por un personaje importante, de hecho ni siquiera decía de quien venía solo decía: “Debe abrirme primero” como si el propio regalo se lo pidiera, pero estaba bien, ahora por lo menos había un problema menos, ahora tenía que decidir cuál era mejor abrir, así bien eligió el primero, en el había una hermosa espada, la mejor espada que había visto jamás, con la hoja finamente esculpida y con un brillo y pureza tal que daba la impresión como si un rayo hubiera decidido descansar en aquel mango de espada escarchado con diamantes incrustados. Ese era el regalo pero el rey se preguntaba por qué, camino en círculos como tigre enjaulado tratando de pensar por qué le había sido dada aquella espada, así bien llamo a los sabios y profetas que estaban bajo su mando para que se pusieran a pensar en lo que significaba tal regalo, estos ayunaron por días para poder dar con la respuesta, y finalmente le dijeron al rey sin temor a equivocarse: “Se acerca una guerra mi señor, una colosal, debemos prepararnos para lo que venga”

 

- ¿Cómo puede ser?, no tenemos ningún enemigo – Dijo el rey pensativo –, tal vez el reino vecino, siempre a deseado ser tan rico como nosotros, si nos destruye se volvería sin duda el más prospero de todos.

 

- Tal vez es nuestro rival entonces, si nosotros no nos le oponemos, nadie lo hará – Argumento un sabio.

 

- No, las estrellas lo dicen claramente, se trata del reino posicionado mas estratégicamente en el centro – Dijo a su vez un profeta que aseguraba se trataba de este.

 

Después de eso el tiempo pasó y angustiado el rey se preguntaba quién y cuándo lo atacarían, probablemente no sería un reino sino varios. “claro, así asegurarían su victoria, malditos”, gritaba el rey entre pensamientos, pues por cada día que pasaba se estaba volviendo mas y mas impaciente, tanto que ya podía advertir el asomo de su locura.

 

- Señor mío lo he descubierto – Dijo entonces un sabio que se le había acercado.

 

- ¿Qué has descubierto? – Le pregunto el rey que al ver el entusiasmo de su sirviente no pudo evitar mostrar algo de ese ánimo también.

 

- Es una espada debemos de atacar antes mi señor, la espada es un presagio del futuro, nos atacaran por supuesto, pero por eso es que debemos atacar primero – Dijo el sabio.

 

El rey estaba indeciso pero cuando un profeta dijo lo mismo y uno de sus guardias dijo ver qué pasaba algo extraño, el rey se decidió y llevando consigo un terremoto en forma de armada ataco al reino vecino, sus ansias y los sucesos extraños no parecieron terminar aun cuando ya era suyo las tierras vecinas, así que igualmente ataco al reino que se decía estar en el lugar más estratégico, aun cuando lo habían vencido esto no termino con los nervios del rey y finalmente se enfrento con el reino que le rivalizaba, fue entonces el día antes de vencerlo que su preciosa espada en una de las batallas se rompió, ahora aunque ya había acabado con todos sus enemigos aquella inseguridad no se iba por alguna razón, e igualmente lo pensaban sus súbditos, pero ahora ninguna idea tenia de quien podía ser su enemigo, ahora solo podían esperar. Al poco tiempo alguien los ataco pero había hecho hasta lo imposible para no mostrar quienes eran, solo atacaban débilmente y de vez en cuando, pero su reino ya había tenido muchas batallas y ahora incluso eso le causaba daños considerables.

 

- Esta claro, el demonio me ha maldecido – Dijo el rey desesperado mientras agitaba la cabeza con sus manos en ella al tiempo que apoyaba los codos en sus rodillas –, ¿qué puedo hacer ahora?

 

Pronto respondió su pregunta y sus ojos voltearon a ver a una de las cajas de regalo que solo había cambiado a la esquina de la habitación para no verlos frente a él.

 

- Sí, claro – Decía –, solo hay que abrir este – Dijo observando la caja de color negro.

 

Entonces pidió con todas sus fuerzas que se le perdonara por lo que había hecho, “es claro que debí haber abierto tu regalo”, decía entre rezos e imploraciones, después de varias horas sintió que podía abrirlo y así lo hizo, en este había un precioso escudo de color negro con la figura de un dragón rojo en el centro hecho de rubíes, igual que la espada era la más fina pieza jamás vista por sus ojos e igualmente con ellos casi podía ver como el dragón cobraba vida y se movía por todo el contorno del escudo, no necesitaba a sus sirvientes para esto, era obvio con esto podría defender su reino, y así fue con el liderando cada batallón podían resistir lo que fuera fácilmente, aunque pareciere que su enemigo empezara a aumentar gradualmente su fuerza, sin embargo después de un sin número de ataques ininterrumpidos el escudo se rompió partiendo al dragón justo a la mitad, igualmente habían ganado pero al rey eso le mostraba otro presagio.

 

- Dios se ha enojado, por supuesto, lo he traicionado con su peor enemigo – Se lamentaba el rey escondiendo su cara tras la palma de sus manos.

 

E igualmente como había hecho antes empezó a pedir perdón, rezando y pidiendo otra oportunidad esta vez por todo un día, pero cuando una nueva ola de guerreros enemigos ataco el castillo se dio cuenta que sus suplicas no estaban siendo escuchadas, desesperado mientras escuchaba como sus paredes y cristales temblaban con la inevitable llegada de sus enemigos recordó el tercer regalo, aquel que no llevaba remitente, tal vez no era de alguien importante, pero igualmente podía tener algún poder, claro, bien, era posible, corrió hacia él, al verlo dudo de que fuera realmente de ayuda, con ese listón corriente y papel sin ningún valor, ni estética, retaba a su lógica, sin embargo ya podía escucharlos, estaban a punto de llegar a donde él estaba. Volvió a ver la nota con sus grandes letras “Debe abrirme primero”, la lanzo hacia atrás y con rapidez rompió el papel y descubrió el interior de la caja, busco pero en la caja no había nada, solo una pequeña nota más en el fondo de la esquina derecha de la caja, el rey la tomo y empezó a leerla:

 

“Si lee esto después de ver los regalos a caído en nuestro juego rey, ojala le gusten la espada y el escudo que hicimos especialmente para usted, feliz cumpleaños rey, de parte de los bromistas del pueblo, esperamos que no se lo haya tomado muy en serio".

 - ¡¿Por que has destruido nuestros hogares, por que nos atacastes?! - Gritaban afura preguntandose la razón. El rey se preguntaba lo mismo, que es lo que habia hecho, empezo a escuchar como golpeaban la puerta con un ariete, el rey se sentó en su trono y espero…

 

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Esta historia fue creada originalmente como un cuento por lo que se podria lograr ver algunas anécdotas en él, si ven algunas, o tienen algun comentario, escribanme. Disfruten.

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