Julián Sánchez Caramazana – La desaparición del vampiro
El polifacético autor se somete al séptimo grado con motivo de la resurrección de uno de sus vampiros
Julián Sánchez Caramazana —según sus propias palabras difusor de Fira internacional del disc de Barcelona, escritor, periodista, educador y asesor editorial— ha encontrado un hueco en su frenética actividad para dar nueva vida a un antiguo monstruo de su repertorio. A continuación justificará sus actos. O no.
Define La desaparición del vampiro - Cuencas vacías en siete palabras.
Terror, horror, miedo, fantasía, en estado puro.
¿Qué error cometiste en este proyecto que no volverás a repetir?
Confiar en una editorial de cierta isla y en dos agencias literarias entre el 2007 y el 2011.
¿Cuál es el logro de cuantos encierra del que estás más orgulloso?
Aquel del que parte el estudio de la figura del vampiro y el género fantástico desde 2007, premios, publicaciones, charlas, presentaciones, debates, éxitos, antologías, reseñas y entrevistas como esta, o sea: La concesión a mi relato titulado La desaparición del vampiro del galardón como finalista en el XII Premio Mario Vargas Llosa NH de relato.
¿A qué público le va a encantar?
Muy variado, y a mis fieles lectores de todos los géneros. Tengo la suerte de que todos se lo leen todo. Y a un montón de lectoras que me están sorprendiendo desde hace unos meses por leer mi obra y reseñarla. Se os quiere.
¿Y quién no se acercará a él ni con un palo?
Cospedal y Rajoy.
¿Alguien se te echará al cuello?
Mis vampiras, y Flora, si dos de los libros no se publican en papel este año y el próximo. Menos mal que Cuencas vacías ya sale en abril de 2013 con el relato La desaparición del vampiro, que inspira saga y proyecto, cerrando la antología que me publica la madrileña Editores de Tombooktú.
¿Piensas volver a trabajar en esta línea o con esto ya cierras etapa?
La etapa acaba de abrirse. Abróchense los cinturones, el viaje es largo y trepidante, y cojan provisiones de cerveza, el agua bendita no surte efecto. La sangre va a correr sin perdón.
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