El callejón de los resucitados
Reseña de la cuarta novela de Anne Perry protagonizada por el inspector Pitt
Quizás gracias a la seguridad brindada por el éxito de la serie (esta es la cuarta novela protagonizada por el inspector Pitt), en esta ocasión Anne Perry se permite ir al fondo de las ideas que ya se entreveían en La secta de Paragon Walk, es decir, que ya no se limita a hacer una novela policíaca constumbrista ambientada en las clases altas de la Inglaterra victoriana, sino que añade elementos abracadabrantes que le dan mucho más color y cuerpo y que la emparentan con obras foscas como El club de los suicidas.
Al igual que en la obra de Stevenson, arrancamos con mucha carne en el asador. A la salida de una obra de teatro, una pareja de clase alta llama a un coche de punto para que los lleve de vuelta a su mansión. Esta sencilla y cotidiana acción llevará a un macabro descubrimiento que será el pistoletazo de salida de una serie de profanaciones inexplicables que asolarán Londres sin motivo aparente.
En El callejón de los resucitados, Anne Perry consigue crear una atmósfera en la que el elemento misterioso es tan excesivo que trastoca todo el equilibrio narrativo. Es un gran acierto, porque los protagonistas, en particular el inspector Pitt y su esposa Charlotte, no se ven confrontados a un banal asesinato o al enésimo robo, sino que parecen ser testigos de una conspiración macabra sin precedentes ni lógica aparente.
Este elemento no solo dota de originalidad a la novela, sino que es una ocasión magnífica para que la autora muestre hasta qué punto es sólido su escenario y sus personajes, pues han de servir de espejo a una situación extraordinaria que se sale de los cánones del género y, sin entrar de lleno en el terreno de lo sobrenatural, sí que juega con muchos elementos propios del terror y lo macabro, con los que ya coqueteó en la tercera novela de la serie.
Esta curiosa perspectiva no le sirve de excusa para descuidar la trama policíaca en sí, que es más sólida que en las entregas precedentes, lo que muestra una evolución muy positiva de la autora. El rompecabezas es rico y no tan críptico como pudiera parecer y, poco a poco, un cuadro general va tomando forma. Además, aborda escenarios no vistos en las anteriores entregas, con más presencia de los bajos fondos, lo que le da un valor adicional.
Con estos elementos y este planteamiento, El callejón de los resucitados es un paso muy importante dentro de la serie y, a mi parecer, una novela muy lograda para aquellos que disfruten con las ambientaciones con un punto macabro en la era victoriana y las tramas policíacas clásicas, tanto si ya conocían al personaje como si no, ya que es una novela que se puede leer de forma independiente.
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