Vuelo 19
Reseña de la novela de José Antonio Ponseti publicada por SUMA editorial
“Basado en hechos reales” o “inspirado en hechos reales” son dos etiquetas que suelen llamar bastante la atención del lector. ¿Por qué? Básicamente porque el ser humano es curioso por naturaleza, y acercarse a historias que ocurrieron de verdad en el pasado nos aporta ese plus de interés que a veces no encontramos en otros géneros. Un interés que se multiplica si el autor no solo busca narrarnos los hechos tal y como sucedieron, sino que crea una historia ficticia en torno ellos para sumergirnos de lleno en una época y unas vidas pasadas. Eso es precisamente lo que ha hecho el periodista José Antonio Ponseti en su última novela, Vuelo 19, que nos traslada directamente a 1945 y a uno de los mayores misterios de la historia.
Quizás a muchos el título no os diga nada, pero Ponseti bautizó su novela con el mismo nombre que el escuadrón de la marina estadounidense que desapareció en 1945 en medio del Atlántico, fomentando el misterio generado alrededor del famoso Triángulo de las Bermudas.
A lo largo de la historia hemos sido testigos de sucesos inexplicables como el de la expedición de Sir John Franklin y su buque fantasma, el HMS Terror, cuyo destino podéis conocer a través del libro de Dan Simmons y de la serie que se ha realizado recientemente a partir de la novela. En este sentido, las desapariciones de aeronaves han sido durante el último siglo las grandes protagonistas de estos extraños acontecimientos. Qué sucedió realmente con Amelia Earhart en 1937 sigue siendo a día de hoy un misterio, y aunque personalidades como Howard Hughes, el excéntrico magnate de Hollywood que también fue impulsor de la transformación de Las Vegas y su industria del juego, se lanzasen a recorrer el mismo trayecto apenas un año después de la desaparición de la aviadora, lo cierto es que el miedo y la confusión dentro del sector tardarían muchos años en ser olvidados. Más aún si tenemos en cuenta que menos de una década después tuvo lugar la desaparición de cinco bombarderos TBM Avenger con 14 tripulantes a bordo.
Todo sucedió el 5 de diciembre de 1945 cuando el escuadrón estadounidense dirigido por el teniente Charles C. Taylor tenía que salir a realizar un ejercicio de entrenamiento sobre las Bahamas. Los cinco bombarderos TBM Avenger despegaron de la base Fort Lauderdale a las 14:10h, y nunca más se supo de ellos. Las investigaciones posteriores revelarían diversos fallos humanos y técnicos, como que los aviones no contaban con reloj ni brújulas que ayudaran a los pilotos a ubicarse, pero más allá de una serie de contactos por radio durante la maniobra -en las que el teniente Taylor se mostró desorientado llegando incluso a ser increpado por sus inferiores por sus decisiones en cuanto al rumbo a seguir- jamás se encontraron ni los aviones, ni los cuerpos de los tripulantes. Es más, tras los últimos contactos por radio con el escuadrón, tres aviones salieron en busca de sus compañeros. Uno de ellos tampoco regresó, aunque su destino parece estar más claro: sufrió una explosión debido a una fuga de combustible.
El Vuelo 19 desapareció en el conocido como Triángulo de las Bermudas, una zona comprendida entre las Islas Bermudas, Puerto Rico y Miami, y en la que han desaparecido decenas de aviones y barcos
En poco más de 500 páginas, Ponseti nos ofrece una cronología detallada de este trágico suceso, poniendo de manifiesto una importantísima tarea de documentación y sumergiéndonos de lleno en el misterio. Lo hace, eso sí, partiendo de uno de los datos que más controversia ha generado alrededor de esta historia: que los tripulantes de uno de los aviones sobrevivieron y desertaron del ejército.
En concreto, el periodista toma como referencia un supuesto telegrama que George Paonessa, uno de los pilotos del Vuelo 19, envió a su familia el 26 de diciembre de 1945, 21 días después de que se les perdiera el rastro a los cinco bombarderos. El telegrama decía lo siguiente: «Te han informado mal sobre mí. Estoy muy vivo». A pesar de lo contundente del mensaje, jamás se pudo confirmar su veracidad ni si verdaderamente Paonessa y sus compañeros lograron salir con vida de aquel ejercicio de entrenamiento. Su final, al igual que el del resto de tripulantes del Vuelo 19, sigue siendo un misterio.
No obstante, Ponseti toma como real este telegrama y entreteje, con una pluma fluida, un relato en el que George Paonessa cuenta su versión de los hechos de aquel 5 de diciembre. De esta forma, y ayudados en parte por las investigaciones del hermano del propio Paonessa, que es quien recibe el telegrama en el libro, iremos conociendo qué es lo que sucedió y por qué se tomaron las decisiones que se tomaron. Un relato que, por su estructura, bien podríamos incluir dentro del género del thriller, ya que mantiene al lector en vilo hasta el último párrafo.
Sin entrar en más detalles, pues os desvelaría toda la trama, vale la pena darle una oportunidad a esta lectura cargada de referencias históricas que nos ayudan a comprender uno de los misterios más grandes de la aviación moderna. Eso sí, es muy probable que os lo penséis dos veces antes de volver a subiros a un avión, sobre todo si vuestro destino implica sobrevolar el Triángulo de las Bermudas.
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