Lances

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Reseña del juego de roles del Siglo de Oro publicado por Nosolorol

Lances es más que un juego de rol con una ambientación y un sistema distinto: es una auténtica inmersión en el Siglo de Oro español a través de su teatro. La ambiciosa propuesta de Manuel J. Sueiro, Francisco Javier Santos y Ángel Paredes era condensar en un sistema de juego rolero la magia del particular arte dramático de esta época y, mediante el mismo, de la propia época, algo que lo puede desmarcar, cabe imaginar, de otros juegos, como el de Alatriste. Bueno, pues hay que decir que lo han conseguido largamente.

Como férreo defensor de los sistemas realizados ex-profeso, encuentro Lances fascinante. No será del gusto de todo el mundo pero ¿quién pretende algo semejante? Exige una implicación en los jugadores que, bien llevada, será recompensada con creces. Vamos a intentar explicarlo.

Lances - juego de rol - NosolorolPara empezar, las partidas están organizadas como obras teatrales, con sus actos y, lo más sorprendente, sus entremeses. Sí, además de intentar dar vida a una trama principal, los jugadores podrán descargar tensiones y lucir ingenio en las piezas intercaladas que se usaban para entretener a los espectadores durante los cambios de decorado y escena. Además, como os podréis imaginar, la aventura tiene que encajar en el tiempo disponible para no romper su unidad: el concepto sesión de juego nunca ha sido más preciso. Este particular, es más que evidente, exige buena mano, buena disposición por parte de todo el mundo y, si es posible, un director bien curtido. Hay que medir muy bien los tiempos, el ritmo, las intervenciones. Eso sí, cuando todo cuadra la sensación de haber jugado con mayor intensidad es indiscutible: nada de tiempos muertos, marear perdices o tirar dados por tirarlos.

Sobre esto último hay que precisar que, para más inri, en Lances el factor azar viene nada menos que de la mano de la baraja napolitana, la de toda la vida: oros, copas, espadas y bastos, lo cual resulta muy vistoso y ayuda a cambiar el chip y ponerse en modo narrativo - declamatorio. Además, no es un sistema complejo: se le pilla el tranquillo tan rápido como a cualquier otro juego de cartas y tiene interesantes opciones tácticas que ayudan a encauzar las escenas, algo importante cuando todo se juega tan rápido.

La propia creación de personajes se realiza con esta baraja y en un tiempo récord. Se trata, no lo perdamos de vista, de protagonistas de obras teatrales, por lo que tienen una buena ración de estereotipo sobre la que volcar, luego, las peculiaridades que le quiera dar el jugador. En este sentido sí que se pueden encontrar algunos puntos flacos para los amantes de personajes de gran profundidad y complejidad, aunque nada que no se pueda solventar con algo de imaginación.

Pasa parecido con el carácter efímero de estas creaciones: a priori, Lances está pensado para aventuras autoconclusivas, lo que refuerza al personaje dentro de la historia —digamos que la aventura es su historia—, pero rompe con la tradición de desarrollo y saga tan propia y satisfactoria de los juegos de rol clásicos. Bueno, de la inmensa mayoría de los juegos de rol. De nuevo, no es un escollo insalvable: un director de juego con imaginación y unos jugadores veteranos podrá, si lo desea, encontrar el modo de organizarse para concatenar aventuras. Después de todo, incluso el género teatral tenía personajes recurrentes.

El “si lo desea” no es accesorio. Lances es una experiencia rolera distinta y estos puntos flacos no son tales, sino peculiaridades que se pueden abrazar más o menos abiertamente, con mayor o menor ortodoxia. Este es un juego de rol sólido y realizado a conciencia y, sobre todo, fiel a sí mismo. No para todos los públicos, como decíamos, pero capaz de hacer disfrutar al suyo a lo grande.

Cabe mencionar, para finalizar, que la edición de Nosolorol es muy acertada. Las ilustraciones de Jaime García tienen mucho sabor y tanto el estilo en la redacción como la estructura ayudan a embeberse de ese estilo teatral que es el meollo del juego.

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