El fantasma de la Ópera
Reseña de la emblemática novela de Gaston Leroux
¿Quién no ha oído hablar del fantasma de la ópera? Puede que este personaje sea uno de los más conocidos de nuestro imaginario popular. Sin embargo, no tanta otra gente habrá oído hablar de su autor, Gaston Leroux, ni imaginará que el libro que escribió allá por 1910 es todavía más apasionante que el propio personaje que creó.
Cuando vives en una ciudad durante una temporada larga casi nunca encuentras tiempo para visitar sus monumentos. Así, tardé dos años en entrar en el magnífico palacio creado por Jean Louis Charles Garnier para albergar el Teatro de la Ópera de París, y tuvo que ser aprovechando una de estas ocasiones en las que haces de Cicerón de lugares que no conoces. Fue entonces cuando caí en la cuenta de que aquel imponente y vasto edificio era el escenario en el que perpetraba sus fechorías el fantasma de la ópera. Inmediatamente empecé la búsqueda del libro tras enterarme de quién era el autor.
Gaston Leroux es bien conocido por los franceses, no sólo por “El fantasma de la ópera” sino por “El misterio de la habitación amarilla” (1907), que es una de las mejores obras de literatura policíaca. Además, todos aquellos que las han leído coinciden en decir que son apasionantes. Son de estas magníficas obras de arte que no envejecen.
Es cierto que el concepto de angustia de principios del siglo XX –incluso podríamos decir del siglo XIX, que es cuando tiene lugar la acción- ha cambiado bastante. El terror que pudiera ocasionar el fantasma cuando apareció el libro, pocos años después del periodo en el cual transcurre la historia, es muy distinto del que pudiera ocasionar ahora. Los dilemas morales también son distintos.
Nadie pretende que el fantasma sea tal. Cualquier lector de nuestra época tiende a creer que se vale de trucos desde el principio y puede que se mantenga en sus trece durante todo el libro. Sin embargo, “El fantasma de la ópera” es mucho más que eso: es un libro muy ingenioso, no sólo por las situaciones que plantea sino por el modo en el que trata los personajes. Y está lleno de magia. Sorprende continuamente y la historia no se estanca en ningún momento. El temor de andar en círculos que despiertan algunos clásicos, o de entrar en farragosos soliloquios y reflexiones, no debe existir en esta obra. Es una historia de terror que nos lleva a lo más profundo del corazón humano y que nos presenta los marcos más insólitos y sugerentes, porque aunque la historia transcurra en el teatro, éste no es el único escenario…
Autor
Gaston Leroux nació en París en 1868 y murió en Niza en 1927. Estudió derecho pero ejerció principalmente el periodismo, primero en el “Écho de Paris” y después como cronista judicial en “Le Matin”. Durante su labor de reportero viajó por España, Marruecos y Rusia.
Algunas de sus principales obras son “El misterio del cuarto amarillo” (1907), “El fantasma de la ópera” (1910), “La muñeca sangrienta” (1923) y “El perfume de la dama de negro” (1908).
Sinopsis
La gran cantante revelación Christine Daaé desapareció de un modo misterioso en el Teatro de la Ópera de París al mismo tiempo que el conde Chagny y su hermano menor Raoul, de quién se rumoreaba era amante la muchacha. Las investigaciones realizadas en su día no arrojaron ninguna luz sobre un suceso que se entremezclaba con una extraña historia sobre un fantasma que habitaba entre bambalinas. Convencido de que la clave se encontraba en aquel personaje, un periodista decide desenterrar los misterios acallados de aquellos funestos días, sirviéndonos de hilo conductor en la terrible historia de “El fantasma de la ópera”.
Edición
Le Fantôme de l’Opéra
Le Livre de Poche
Edición de bolsillo
Ediciones en castellano
Abraxas, 2002 Rústica
Alianza Editorial, 2004 Rústica
Anaya, 1995 Cartoné
Andrés Bello Editorial, 1999 Rústica
Círculo de lectores, 1990 Tela, 2002 Cartoné
Diario el País, 2004 Rústica
Espasa-Calpe, 1999, 2002, 2004 Rústica
RBA coleccionables, 2002 Cartoné
Ediciones Rueda J.M., 2002 Cartoné
Tusquets Editores, 1998 Rústica
Valdemar, 1998 Cartoné, 2002 Rústica
Conclusión
“El fantasma de la ópera” es un clásico de la literatura de terror por derecho propio. La ambientación es genial y permite al autor desarrollar el paralelismo entre los sucesos narrados y el teatro de un modo muy efectivo. El personaje principal, la sombra que pende sobre los desdichados enamorados, es magistral: no sólo es aterrador, es humano. Tiene la fuerza de un Macbeth y al mismo tiempo resulta mucho más inquietante que Drácula. No es de extrañar que haya calado en la mitología moderna.
Y lo mejor es que este conocimiento popular del personaje no revierte negativamente sobre la novela, porque lo que en ella encontramos no lo esperamos por mucho que conozcamos los entresijos del fantasma. Su voz angelical, su rostro desfigurado cubierto por la máscara -¡qué puede haber más teatral!- su martirio en las sombras, son sólo elementos de una tragedia mucho mayor que te atrapa y te estremece hasta la última línea.
Como puntilla final, para que el público se alce al aplaudir esta obra magna, está la narración, porque dista mucho de ser una simple enumeración de hechos lineal. Gaston Leroux utiliza una técnica muy particular en la que recrea el trabajo periodístico de un supuesto investigador que, lejos de restar agilidad a la historia, la articula de tal modo que no existen los pasajes muertos en su desarrollo.
En resumen, un clásico que sobrevivirá en el tiempo gracias a que contiene los elementos de la tragedia humana y las claves del terror que anida en el corazón de los hombres. Poético y estremecedor. Una obra maestra.
Lo mejor: La siniestra historia y el modo en que se va desvelando con un ritmo constante durante todo el libro.
Lo peor: La mentalidad de principios de siglo XX puede resultar un poco ajena a la nuestra.
Nota: 98
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